EL DUELO DIVINO

Written on 10/06/2018
Greg Ramsey

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación”. -Mateo 5:4 (RV60)

  1. Escoge un tema, reconoce tu dolor y sufrimiento en cuanto a ese asunto se trata. No intentes minimizar tu dolor o buscar una manera de “hacer que todo desaparezca”

    Ora lo siguiente:
    “Padre, te doy todo el permiso y la libertad para que vengas y me enseñes cómo tratar la tristeza y el duelo de acuerdo con tu Palabra, para que seas Tú el que me guíe en medio de este proceso de sufrimiento y tristeza. Gracias por tu promesa que me deja saber que aún en medio de mi llanto recibiré consuelo y bendición.
     

  2. Siéntete con la libertad de comunicar tu sufrimiento libremente al Señor.

    “Confía siempre en Él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante Él. ¡Dios es nuestro refugio! Selah”. -Salmos 62:8 (NVI)

    Actividad: Escribe una carta a Dios describiendo cómo te sientes.
     

  3. Queremos que sepas que Él se preocupa y sí que le importan tus lágrimas y tristezas, así que clama al Señor tu Padre y pide Su ayuda.

    Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir”. Apocalipsis 21:4 (NVI)

    Actividad: Escribe y describe las diferentes maneras en las que has tratado de lidiar con o solucionar tú tus propios problemas y dolor.
     

  4. Continúa hablando con el Señor sobre tu dolor, buscando su ayuda hasta que recibas su dirección.

    Actividad: Escribe una carta con Dios como el remitente y tú como el receptor. En ella escribe lo que oyes de Dios sobre cómo Él te quiere llevar de la mano durante este tiempo de proceso.
     

  5. Cuando Él habla, ¡obedece! Debes estar dispuesto a seguir y a hacer lo que sea que Él te indique en el momento.

    Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas”. - Salmos 34:19 (NVI)

    ¡Sé persistente! No pares a medio camino, no te detengas en el proceso hasta que el Señor te de la victoria y te libere. Repite este proceso en cuanto sea necesario, y especialmente con cualquier otro asunto que te cause tristeza y necesite ser tratado y presentado ante Dios.

    *Para que esta herramienta funcione de la mejor manera y como es debido, aconsejamos y te pedimos que solo se trabajes un asunto a la vez.


    5. Cuando Él habla, ¡obedece! Debes estar dispuesto a seguir y a hacer lo que sea que Él te indique en el momento.